Inicio Derechos Humanos El terror y la esperanza de encontrar a los desaparecidos de Puerto...

El terror y la esperanza de encontrar a los desaparecidos de Puerto López

Estas narraciones son los recuerdos del miedo que vivieron los habitantes de este corregimiento de El Bagre en el Bajo Cauca durante 50 años de violencia. El IPC y el colectivo Gente y Bosques documentaron 48 de estos casos de desaparición y se los entregaron a la directora de la Unidad de Búsqueda.

-

“Miguel* me miró. Yo no sé si quería decirme algo. No lo sé. Yo recuerdo que fueron tres señores a la casa, eso fue por los días en que el ELN hizo la primera toma de Puerto López, en 1988. Uno de ellos se paró a mi lado, otro se quedó fuera de la casa y el último abordó a mi esposo y le dijo que necesitaban que hiciera un mandado”.

Estas son las palabras con las que Ana Ligia* reconstruye la historia de la desaparición de su esposo. Recuerda cada uno de los detalles y de las acciones que acontecieron aquel día: cómo estaba vestido, qué fue lo último que le dijo y lo que alcanzó a llevarse antes de salir de casa. 

Miguel salió con su hijo, “a hacer dizque un mandado”, recuerda Ana. Sin embargo, ninguno de los dos regresó a casa. Las palabras que recibía Ana cada vez que preguntaba a sus vecinos por su paradero eran que mejor rezara y que le prendiera una vela a la Virgen del Carmen, “porque a ellos los tenían amarrados, me dijo un vecino. Y yo le dije, ¡Cómo que amarrados!, y luego otro señor me dijo que los tenían cocinando”, agrega Ana. 

El relato de esta mujer hace parte de una documentación realizada por el Instituto Popular de Capacitación – IPC y el Colectivo Gente y Bosque, en el cual se recopilaron 48 historias que luego fueron entregadas a la Unidad de Búsqueda de Personas Dadas por Desaparecidas. 

De este proyecto, participaron 87 personas de la subregión del Bajo Cauca, de las cuales 47 hacen parte del Sujeto de Reparación Colectiva del corregimiento de Puerto López en el municipio del Bagre. 

Puerto López es un sitio estratégico, así pocas personas sepan dónde está ubicado. Antes de ser un corregimiento de El Bagre, Puerto López perteneció al municipio de Zaragoza y es en 1980 en donde pasa a ser jurisdicción de El Bagre. Sus 169 km2 son un lugar estratégico para los grupos armados de la zona: desde ahí se pueden desplazar hacia el Sur de Bolívar, el norte de Antioquia y cualquier municipio del Bajo Cauca. Además, su cercanía con la Serranía de San Lucas le sirve como refugio a los grupos armados. 

Ana logró identificar a las personas que sabían del paradero de su esposo y a pesar de su insistencia por saber dónde lo tenían y por qué se lo habían llevado, nunca logró tener una respuesta clara: “ Mi Diosito es el que mira si los castiga o no. Cada vez que veía a uno de ellos, me preguntaba si les guardaba rencor. Hasta que un día les pregunté dónde los habían dejado, ’algún día llegarán a saber’, me dijeron”.

Entre la angustia y la zozobra viven aquellos que aún no saben del paradero de sus familiares. Otros, como Héctor* y Agustín* recuerdan detalles, objetos y lugares que marcaron la vida de los habitantes de Puerto López: ante sus ojos ocurrieron hechos trágicos y desastrosos que los volvieron testigos de matanzas, desapariciones y torturas de sus compañeros, vecinos y conocidos. 

“Vivimos tantas cosas de ese grupo paramilitar que hoy en día me tiene marcado. No hay palabras para uno hablar de esto. En el cerro Pastacoy, cerca de López, mataron tantas personas que da miedo decirlo. Yo creo que hablamos para librarnos un poco del peso”, menciona Héctor. 

Las imágenes y los gritos de quienes sufrieron los vestigios de la guerra lo acompañan todos los días. Agustín, por ejemplo, recuerda con mucha claridad cómo los grupos armados arrojaban los cuerpos a las diferentes cuencas hídricas y solo rezaba para que alguien lo rescatara de la corriente y pudiera darle sepultura. 

“Yo me acuerdo de un seno y un brazo que flotaban en el agua y el golero picaba cada vez que salía a la superficie. Esa imagen todavía la recuerdo porque los cuerpos no los tiraban enteros. Al río largaban era los pedazos, era un río caudaloso y fuerte de corriente, que además la gente lo usaba para la minería, la pesca y el transporte”, comenta.

A pesar del dolor y sufrimiento con el que las víctimas y habitantes recuerdan aquellos años de terror, queda un poco de esperanza en sus corazones para poder reconstruir su territorio, para saber la verdad de lo que pasó y que esas historias no se vuelvan a repetir, así lo expresa Ana: “lo que quisiera es que hubiera una voz que me dijera que hay esperanzas de encontrarlo”.

Estas historias de mujeres y hombres  que buscan a sus seres queridos, fueron escuchadas entre 2022 y 2023 por investigadores del Instituto Popular de Capacitación (IPC) y el Colectivo de Comunicaciones Gente y Bosques de El Bagre, con el financiamiento de la Embajada de Francia.